Romántico, artístico y risueño es como se describe Puerto Vallarta; un pueblo jalisciense acotado por la inmensidad de las aguas del Pacífico. Desde ahí, es posible ver la cúpula de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, rematada por una corona barroca y sostenida por ángeles; cuando cae la noche, se ilumina y resplandece con el azul del mar.

En su centro, Vallarta exhala aires de provincia; sus calles empedradas combinan con las coloridas casas de tejas que se funden entre galerías de arte. Para conocer lo que en ellas se exhibe, en voz de los expertos, viene bien integrarse al paseo cultural ArtWalk que acerca a la pintura, a la cerámica, a la joyería y a la escultura.

Conforme se le conoce, su apariencia de poblado típico se disipa; andar por el malecón es entrar al alma del puerto; ahí se congregan bares, restaurantes, boutiques, artesanías, museos. Un ambiente cosmopolita predomina en esta franja del Pacífico donde el alto nivel culinario sorprende con lo que se fragua en sus cocinas más reconocidas, dirigidas por verdaderos alquimistas del sabor. Sus festivales fusionan la imaginación y el sabor de cada ingrediente y reafirman al puerto como destino gastronómico.

Si se camina hacia el norte aparece el faro y la marina con sus yates y veleros, su campo de golf y sus vistas a Bahía de Banderas. Desde aquí es posible conocer el paraíso jalisciense y perderse en los paisajes de sol y mar: Boca de Tomates, donde las tortugas golfinas llegan cada año a desovar; Playa de Oro con su suave oleaje hace posible la práctica del surf y del esquí, del vuelo en parapente, de los paseos a caballo. Las playas de Vallarta se miran diversas y atractivas; además de su belleza, muchas de ellas tienen la certificación Blue Flag que las reconoce por su excelencia en calidad de agua, educación ambiental, seguridad y servicios.

Las noches en Puerto Vallarta se llenan de ambiente y de música en vivo. Bares, cafés y restaurantes se vuelven refrescantes y atractivos para una velada romántica, para largas noches de baile. Los enamorados no dejarán pasar el momento para contemplar el cielo estrellado y sentir el cobijo de la suave brisa del mar.

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